
Liderazgo y Gestión Humana para la transformación cultural
9 octubre, 2025(Basado en los fundamentos filosóficos y científicos del Coaching Ontológico — Jesús Carvajal, Aprending Talent Development)
Introducción
La tarea del coach ontológico trasciende la noción tradicional de acompañar procesos individuales de mejora. Se trata de una práctica filosófica, científica y profundamente humana orientada a expandir la capacidad de observación, aprendizaje y acción tanto en las personas como en las organizaciones.
Desde la perspectiva de la ontología del lenguaje, el coach ontológico acompaña procesos de transformación en los que el individuo y el sistema organizacional revisan sus modos de interpretar la realidad, reconociendo que toda cultura —personal o corporativa— se sostiene en conversaciones, emociones y cuerpos que generan coherencia o limitación en la acción.
Así, la tarea del coach ontológico se despliega en dos planos interdependientes:
- el plano personal, donde el coachee se reencuentra con su poder de observación y autoría;
- y el plano organizacional, donde las conversaciones colectivas son transformadas para posibilitar nuevas formas de coordinación, liderazgo y sentido compartido.
1. Fundamento filosófico: el ser y el lenguaje en la acción individual y colectiva
El fundamento filosófico del Coaching Ontológico se sustenta en la ontología del lenguaje, desarrollada por Fernando Flores y Rafael Echeverría, nutrida por la fenomenología y la hermenéutica. Desde esta mirada, el ser humano no es un ente acabado, sino un ser en permanente construcción a través del lenguaje.
El lenguaje no solo describe la realidad, la crea. Cada acto del habla —una promesa, una declaración, un juicio— configura la red de sentido en la que las personas y las organizaciones operan. De esta manera, la tarea del coach ontológico consiste en acompañar a individuos y equipos a observar cómo observan, a distinguir los patrones lingüísticos que limitan su efectividad y a crear nuevas conversaciones que abran posibilidades de acción y futuro.
En el contexto organizacional, esto implica reconocer que la cultura de una empresa es una red de conversaciones que moldea sus resultados. Un cambio sostenible no se logra únicamente mediante estructuras o procesos, sino mediante nuevas formas de conversar y coordinar compromisos entre sus miembros.
2. Fundamento científico: la coherencia entre cuerpo, emoción y lenguaje en sistemas humanos
El enfoque ontológico se sostiene también en fundamentos científicos provenientes de la biología del conocimiento de Humberto Maturana y Francisco Varela, así como de las neurociencias y la psicología cognitiva. Estos campos coinciden en que cuerpo, emoción y lenguaje conforman un sistema integrado que determina la manera en que los seres humanos perciben, interpretan y actúan.
En el ámbito personal, esto significa que la transformación de la acción requiere la transformación del observador. El coach ontológico acompaña al coachee en un proceso de coherencia, ayudándole a reconocer las emociones que sostienen su narrativa y las corporalidades que limitan o habilitan su aprendizaje.
En el plano organizacional, estos mismos principios se aplican al sistema colectivo: las organizaciones poseen una emocionalidad dominante y un cuerpo social que responde a determinadas interpretaciones compartidas. Por ello, el trabajo del coach ontológico organizacional consiste en observar las coherencias e incoherencias colectivasentre el lenguaje (las conversaciones y relatos), la emoción (el clima y la disposición colectiva) y la corporalidad (las prácticas, rituales y estructuras).
Su intervención no busca imponer cambios, sino facilitar nuevas dinámicas conversacionales que permitan al sistema regenerar su propio aprendizaje y expandir su capacidad de adaptación.
3. La práctica del acompañamiento ontológico
En la práctica, la tarea del coach ontológico se sustenta en tres ejes esenciales: presencia, escucha y responsabilidad.
- Presencia: El coach cultiva una presencia consciente, disponible y libre de juicios. Su rol no es el de un experto que sabe, sino el de un observador que facilita la reflexión y el descubrimiento.
- Escucha: La escucha ontológica va más allá del contenido verbal; atiende también al tono emocional, al cuerpo y a las interpretaciones que se expresan detrás de cada palabra. En contextos organizacionales, esta escucha se amplía a los patrones culturales y sistémicos que configuran la forma en que las personas se coordinan y toman decisiones.
- Responsabilidad: El coach ontológico promueve la responsabilidad como acto de autoría. No dirige ni aconseja, sino que invita al coachee —o al sistema— a hacerse cargo de sus propias interpretaciones y resultados.
De esta manera, la conversación de coaching se convierte en un espacio de aprendizaje ontológico, tanto para el individuo como para la organización.
En él, se abren nuevas distinciones, se generan nuevos compromisos y se cultiva una coherencia que permite actuar desde un nuevo observador individual y colectivo.
4. El propósito ético y transformacional del coaching ontológico
El propósito último del Coaching Ontológico es servir al florecimiento humano, entendiendo que el desarrollo de las personas y el desarrollo organizacional son procesos inseparables. Un individuo que amplía su observador expande su capacidad de liderazgo, colaboración y empatía; y una organización que transforma sus conversaciones amplía su capacidad de innovación, aprendizaje y sostenibilidad.
El coach ontológico contribuye a este propósito acompañando procesos de transformación cultural, donde los equipos aprenden a conversar con mayor responsabilidad, confianza y coherencia. En este sentido, el coaching se convierte en una práctica ética, porque se orienta a cuidar la dignidad humana y el sentido colectivo, promoviendo contextos donde las personas puedan ser, aprender y contribuir desde su autenticidad.
Conclusión
La tarea del coach ontológico se despliega en la intersección entre lo personal y lo organizacional. Su práctica se fundamenta en la comprensión de que todo cambio profundo comienza en la transformación del observador, tanto individual como colectivo.
Desde los fundamentos filosóficos y científicos del Coaching Ontológico, el coach acompaña procesos donde las personas y las organizaciones reconocen su poder generativo, reescriben sus narrativas y crean realidades más coherentes y sostenibles.
Ser coach ontológico implica, por tanto, una tarea de servicio, reflexión y compromiso: servir al aprendizaje del ser humano, cultivar conversaciones que dignifiquen y acompañar a los sistemas humanos en su evolución hacia formas más conscientes, responsables y éticas de existir y convivir.




