Tiempo de Ser.
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12 marzo, 2021Olvidos de nombres propios, Freud y el caso Signorelli.
El mundo del psicoanálisis me parece tan fascinante y complicado a la vez. Explicar en qué consiste el inconsciente es una de las tareas imposibles, que Freud equipara, en algún momento de su vasta obra, a gobernar y educar. El psicoanálisis trabaja con el mundo del inconsciente. ¿Cómo lo hace si ni siquiera tenemos acceso directo a él? A diferencia de otras disciplinas, como la psicología o incluso la psiquiatría, que pueden describir y clasificar los comportamientos, el psicoanálisis no puede decir nada del inconsciente, salvo dar cuenta, caso por caso, de los accidentes del lenguaje: lapsus linguæ, chistes, sueños, olvidos, actos fallidos, etc.
Accedemos a residuos, claves, piezas sueltas de un rompecabezas, que algunas veces se arma y otras no, en el espacio del análisis. Accedemos a él solo por actos inconscientes, singulares, individuales y nunca por las generalidades o totalidades. El gran arte de Freud ha sido mostrar sus indicios, su gramática, sus huellas para comprender más allá de lo que ven nuestras narices. Tal vez es la invitación a una comprensión más profunda sobre la complejidad de los seres humanos: eros y tánatos, pulsión de vida y pulsión de muerte.
No accedemos al inconsciente por la vía de la lógica. Para muestra un botón. En el caso Signorelli, el olvido de los nombres propios y su sustitución por nombres equívocos, le permiten a Freud desmantelar un acontecimiento que estaba reprimido, y que no hubiera sido posible ver o dar cuenta de aquello que estaba oculto, indescifrable: la muerte y la sexualidad.
Desde mi lectura, y esta invitación tan puntual a relacionar cómo es que el analista declina a decir qué es el inconsciente, pero debe mostrar el campo de fenómenos cuya observación le impuso el supuesto del inconsciente; y esto, a la luz del caso del olvido del nombre Signorelli, el valor del ejemplo en psicoanálisis y su relación con el método de las disciplinas del paradigma indiciario, me han dejado con la inquietud de seguir investigando “indicios” del misterio humano. Cabe decir que, en un primer momento de la lectura, me pareció interesante, pero no me atrapó como sucede ahora. Hay un poco de todo en la tarea de dar cuenta de los fenómenos inconscientes. Por hoy, comparto algunas conjeturas después de relacionarlo con los puntos anteriormente mencionados.
El interés de Freud en el mecanismo psíquico del olvido se da a partir de un ejemplo directamente observado por él. La pregunta que guía su curiosidad es ¿cómo opera el olvidar un nombre propio frecuentemente? El mismo Freud alude que la psicología podría explicarlo con razones plausibles, pero sin observar detenidamente el fenómeno.
Como parte de su interés y pulsión detectivesca en los fenómenos del inconsciente, Freud no se quedará sin investigar lo que ocurre en el olvido de los nombres propios. Lo primero que él encuentra es que no solo se olvida, sino que además se recuerda erróneamente. Existe un desplazamiento en el que aparece un sustitutivo erróneo, lo cual no es un mero accidente sino que sigue determinada trayectoria: “Los nombres sustitutivos están en visible conexión con lo buscado” (Freud: 02).
El ejemplo que da luz a esta inquietud es el caso Signorelli (1898). En alguna ocasión Freud se esforzaba en recordar el nombre del artista cuya pintura se titula “Las cuatro últimas cosas” que se encuentra en la capilla de Orvieto. Lo que ocurrió es que a su memoria llegaron los nombres de Botticelli y Boltraffio, que al reconocerlos como erróneos y darse cuenta del error, gracias a un testigo de su olvido, da cuenta de lo siguiente:
- Un viaje desde Ragusa a Herzegovina.
- Costumbres de los turcos en Bosnia y Herzegovina (sexualidad y muerte).
- Los turcos se muestran llenos de confianza con el médico y resignación ante el destino: cuando se les anuncia la muerte de un ser querido contestan “¡Señor (Herr) que le vamos a hacer!”.
- Los turcos sobrestiman el papel sexual, en el que la vida pierde su valor cuando la sexualidad deja de ocurrir. “Señor (Herr) cuando eso [la sexualidad] no funciona, la vida no tiene sentido”.
Es así que aparece la primera cadena de indicios: Bosnia, Herzegovina y Señor (Herr), que Freud asocia a Signorelli, Botticelli y Boltraffio. Posteriormente, en el viaje y ante la represión de platicar estos temas ante un desconocido, desvía su atención de los temas de la muerte y la sexualidad. A este hecho se suma la reciente noticia de un paciente que se había suicidado a causa de una perturbación sexual, cuando Freud se encontraba en la ciudad de Trafoi, dicha reminiscencia en el lenguaje la asocia a Boltraffio: Trafoi-Boltraffio.
El mecanismo que operó fue la división en dos partes del nombre de Signorelli, Signor (Herr) y elli sin modificación alguna en los nombres sustitutivos. Su sustitución se llevó a cabo en el desplazamiento Herzegovina y Bosnia. Los elementos reprimidos pueden ser encontrados como indicios en cualquier otro lugar. El olvido de un nombre, como se evidencia en el relato, no tiene que ver con la realidad exterior del momento en que se produce; tiene que ver con algo que pasó en el momento inmediatamente anterior. Para que un nombre sea olvidado, tiene que entrar en relación con un tema perturbador para el propio sujeto.
El valor del caso Signorelli en psicoanálisis muestra, por una parte, la manera en la que opera el mecanismo de represión; en este caso, el olvido y sustitución del nombre; y por otra, lo que se puede nombrar como “aproximaciones a un método de análisis”. En un momento fundante, de lo que posteriormente será la teoría psicoanalítica. Una de las preguntas claves, dada la fecha del escrito, es ¿cómo Freud descubre o inventa el psicoanálisis? Ya la pregunta implica una discusión sobre si el psicoanálisis es un invento o un descubrimiento; sin embargo, independientemente de esta inquietud, la sagacidad de la mente de Freud para dar cuenta de su olvido, es de una lucidez que marca uno de los pilares en el análisis y en la teoría psicoanalítica.
Con respecto a la relación del psicoanálisis con el método de las disciplinas del paradigma indiciario expongo los siguientes planteamientos: de lo individual no se puede hablar, las ciencias hacen leyes generales. Fue gracias al paradigma indiciario que Freud pudo penetrar los intersticios donde el paradigma riguroso no pudo llegar. Con esto Freud llegaba a dar cuenta de los fenómenos concernientes del inconsciente, donde justo el psicoanálisis se da en las particularidades, no en las generalidades. Por ejemplo, en la época victoriana, las mujeres cuyas represiones sexuales se manifestaban en síntomas corporales o emocionales, parálisis, labilidad emocional, etc., eran diagnosticadas como histéricas. El gran acierto de Freud fue descubrir cómo es que estas histéricas lograban en estado de hipnosis sucumbir al síntoma.
Cuanto más pertinente son considerados los actos individuales más se desvanece la posibilidad de un conocimiento científico riguroso. Al día de hoy, en el mundo del “se dice”, el paradigma indiciario suele parecer de menor valor respecto al paradigma científico; sin embargo, en el paradigma científico, dentro del dominio de las ciencias humanas, aún hay presencia de lo cualitativo, de lo individual. En las ciencias humanas, el paradigma científico no exime que haya presencia de lo individual, es decir, presencia del paradigma indiciario.
En las disciplinas del paradigma indiciario no hay causas visibles, y no hay más que inferirlas desde los efectos. Como la escena de un crimen, no se sabe a priori el motivo, solo quedan hacerse las preguntas por los indicios que aparecen. Así como en el paradigma indiciario, se da cuenta, según los contextos adivinatorio, indiciario y sintomatológico. El psicoanálisis también remite a un modelo epistemológico común (adivinatorio, indiciario y sintomatológico).
El paradigma indiciario y el psicoanálisis tienen mucho en común. Desde mi lectura y mis pocos conocimientos sobre estas disciplinas, me atrevo conjeturar que el paradigma indiciario es un pilar que sostiene parte de la estructura del método psicoanalítico: los indicios encontrados en el caso Signorelli dan cuenta de la forma en la que, a partir de un olvido y el esfuerzo de Freud por deconstruir y analizar este suceso, le permiten ordenar las claves para posteriormente hacer la conjetura cómo es que opera el mecanismo de represión.
La experiencia de Morelli es, en cierto sentido, muy parecida a la experiencia freudiana. Moreli puede presumir del don de su pulsión escópica, la cual le permitía identificar en las pinturas cuáles eran copias y cuáles eran pinturas originales, observando los detalles que al resto parecían obvios o incluso no vistos. De la misma manera Freud trabajaba al modo del método morelliano, un arte del detective, que no solo observa sino escucha más allá de la escena.
Finalmente, ¿cómo es que se relaciona el paradigma indiciario con el psicoanálisis? A la luz de las palabras de Freud, el psicoanálisis está estrechamente emparentado o conectado con el método de Morelli. “Nos encontramos directamente con un elemento que ayudó a formar el psicoanálisis” (Ginzburg: 2003:102).
Quisiera apuntar un par de conclusiones. La primera con relación al valor del caso Signorelli; y la segunda, con relación en el valor de las disciplinas del paradigma indiciario.
El valor del caso Signorelli es uno de los indicios de cómo se muestra el inconsciente sin saber en sí qué es el inconsciente. Me lleva a conjeturar que, a pesar de no conocer la totalidad del inconsciente, no podemos decir que los fenómenos asociados a él no sean de valor. Por lo tanto, el psicoanálisis no se puede explicar desde la lógica formal, sino más bien desde una lógica dialéctica, donde las dicotomías como falso y verdadero, bueno o malo, luz u oscuridad, convergen entre ellas en vez de excluirse. Por consiguiente, el psicoanálisis, como diría Nietzsche, esta más allá del bien y del mal, y también más allá de lo falso o verdadero.
La lectura de Ginzburg me hace preguntarme desde qué lugar hoy nos relacionamos con determinadas ciencias humanas ¿Qué costo tiene categorizar, abstraer y clasificar a la condición humana? Cuando la condición humana es más bien inaprensible en su totalidad y solo llegamos a ella por partículas o fragmentos. Me quedo con la reflexión en cómo hoy tanto el paradigma científico e indiciario puedan dialogar, justo para que puedan interpelarse a la manera platónica donde lo que se buscaba a través del diálogo era la ascensión. En este caso, la ascensión del pensamiento.
Jesús Arturo Carvajal Martínez
BibliografíaFreud, Sigmund. Psicopatología de la vida cotidiana: el olvido de los nombres propios. Recuperado de www.librodot.com. Ginzburg, Carlo. Huellas de un paradigma indiciario. En Tentativas. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México, pp. 93-155.